Una siempre espera que Moratinos haya tocado fondo, que ya no pueda caer más bajo, o que alguna de sus esperpénticas actuaciones acabe, por fin, en un cese fulminante. Sin embargo, siempre es capaz de llegar aún más lejos. Tras un breve viaje como agente empresarial de un grupo de "emprendedores" a los democráticos Kazajistán y Uzbekistán, el imparable Moratinos emprendió una circense visita a Guinea Ecuatorial acompañado por un grupo de empresarios y políticos que comparten su falta de escrúpulos, una visita que pasará a la historia como uno de los episodios más vergonzosos de su ejercicio. Poco importa que al mismo tiempo Human Rights Watch hiciera público un demoledor informe sobre el país, Well Oiled. Moratinos se deshacía en elogios hacia el dictador y su "afán modernizador", negaba impúdicamente las evidencias, rehabilitaba para la historia a un siniestro ex ministro franquista elogiándole por ser el "padre de la independecia de Guinea" e incluso criticaba a la prensa española por no ofrecer "una imagen más ponderada y objetiva del país". La codicia usurpaba impunemente su lugar a la diplomacia. Tamaño ejercicio de cinismo ha dado sus frutos y las empresas españolas (incluida las armamentísticas, que tiene un filón en las dictaduras) podrán sacar tajada, aunque esa tajada vaya manchada de sangre, mucha sangre. Ramón Lobo, básandose en el informe de HRW, nos ofrece abundantes datos sobre la verdadera situación en el país, que amplía Ahmar en un interesante comentario:
"Desde que se descubrió y comenzó a extraer petróleo en los años noventa, el PIB guineano se ha multiplicado por 5.000. [...] El informe de HRW señala algunos de sus logros capitales durante el boom petrolero. La mortalidad infantil ha pasado de 103 fallecimientos por cada mil en 1990 a 124 por cada mil en 2007. La mortalidad de los menores de cinco años también aumentó, de 170 por cada mil en 1990 a 2006 por cada mil en 2007. El expolio no tiene corazón."
Hoy, en una entrevista aparecida en Público, le piden su opinión sobre el citado informe y Moratinos responde diciendo que los datos hay que valorarlos en su contexto y que se han dado "pasos positivos", como "ratificar en el Parlamento la ilegalización de la tortura". Sobran los comentarios. A continuación, añade que a finales de año se celebrarán elecciones y habrá observadores internacionales. Ramón Lobo, de nuevo, pone las cosas en su sitio: "[En las elecciones] de mayo de 2008, el PDGE de Obiang se hizo con 99 de los 100 escaños. Dejó uno para la oposición del CPDS. Pese a la estafa, tres observadores españoles (Fátima Aburto (PSOE), Francesc Ricomá (PP) y Jordi Xuclá (CiU), que espero no vuelvan a observar nada al menos a cargo de los presupuestos generales del Estado, declararon que los comicios representaban un avance". En cualquier caso, siempre nos quedará su posible sucesor: "En 2006, el hijo mayor de Obiang, Teodorín, compró una propiedad en California valorada en $35 millones. En 2004, se gastó alrededor de $8.45 millones en mansiones y automóviles de lujo en Sudáfrica. Su único ingreso conocido era un salario mensual de $4,000 como ministro del Gobierno. Los $43.45 millones que se gastó entre 2004 y 2006 para mantener su fastuoso estilo de vida superan los $43 millones que el Gobierno gastó en educación en 2005" (HRW).
Para un seguimiento detallado de la rocambolesca expedición pos(neo)colonial, recomiendo las excelentes crónicas del enviado especial de ABC, Alfonso Armada: 1 - 2 - 3.
Y por si alguien aún tiene dudas sobre la catadura moral de Moratinos, que no se pierda las respuestas que da en la entrevista concedida a Público a las preguntas sobre la limitación de la justicia universal y la represión china de la revuelta uigur en Xinjiang. Toda una declaración de su falta de principios.