La Europa que viene
En el principio fue Berlusconi, pero los demás le han seguido de puntillas, sin hacer mucho ruido o encubriéndolo con un complaciente hilo musical. Es la Europa del partido único bicéfalo, la Europa de las patrullas de vigilancia, los campos de internamiento y las sirgas tridimensionales, la Europa travestida en macroestado policial. No hay día que no nos desayunemos con la noticia de que se ha implantado o se prevé aprobar alguna medida que no desentonaría en una aterradora distopía. En España se prevé castigar a quien practique la hospitalidad al tiempo que los miembros del gobierno repiten hasta la saciedad un perverso discurso apelando a la solidaridad. O en nombre de la sacrosanta lucha contra la delincuencia y el terrorismo se invade la privacidad y se criminaliza a todos los ciudadanos. En Inglaterra, que parece ser ahora el modelo, las medidas ya adoptadas podría haberlas concebido la mente de un guionista conspiranoico. Yvonne Singh nos cuenta en un inquietante artículo en The Guardian una de ellas: a más de dos millones de niños ingleses ya les han tomado en sus escuelas las huellas dactilares, a veces sin el consentimiento de sus padres. Detrás de esta lucrativa implantación de software y técnicas biométricas de control ya desde la infancia está la compañía VeryCool, que forma parte de Anteon, una empresa que se encarga, entre otras cosas, de adiestrar a los interrogadores de Guantánamo o las prisiones iraquíes. Y es también The Guardian (a quien hay que agradecer su exhaustiva cobertura de este tema) quien revela hoy, con video incluido, que la policía británica ha estado elaborando desde hace al menos siete años una base de datos que recopila información e imágenes grabadas de manifestantes y periodistas. Por supuesto, estos datos se han ido almacenando sin consentimiento o conocimiento de los investigados. Si a ello se añade que el gobierno de Brown sigue empeñado en ampliar la base de datos de ADN (que ya incluye información sobre un millón cien mil niños), no hace falta tener una mente muy retorcida para deducir que todas estas medidas de control que ya forman parte del paisaje de una Europa totalitaria no tienen como fin la protección de los ciudadanos, sino su vigilancia, control y represión.
¿Qué ha pasado con nuestros sueños de libertad? Eso trataba de elucidar ya en 2007 una serie documental en tres capítulos de la BBC, The Trap (La trampa). Aún no he podido verla, así que no puedo juzgar, pero está dirigida por Adam Curtis, el realizador de El poder de las pesadillas.
5 comentarios
P+DH [Periodismo + Derechos Humanos] -
Anónimo -
Una mirada... cuesta creer que en Europa, y en el siglo XXI, se estén produciendo las persecuciones de Berlusconi. Imagino lo especialmente duro que debe ser para ti ver como la historia se repite ad infinitum.
Un abrazo a los tres
Joseca -
Hemos llegado a un punto en el que la ceguera es un valor en alza y todo aquel que se oponga a este "mundo feliz" que se está construyendo es tomado por loco.
Y yo digo que frente al "vivan las caenas" se imponga un "viva la locura".
No quiero ser uno de esos "sensatos y cuerdos" ciudadanos que, a lo que se ve, no han leído el Miedo a la libertad de Erich Fromm.
Un abrazo a los dos.
Una mirada... -
Nuevos -pero tan, tan, tan
viejos tiempos-. Nuevo Orden.
Ad nauseam.
Un abrazo.
P.S.- Parece que hemos coincidido en la elección temática.
JLuis -
No vienen buenos tiempos compañera...
un abrzo