Pseudovacaciones: libros
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Interior noche. Enfrente, el ajetreo de los camareros que frotan el borde del vaso con limón antes de verter la ginebra o el vodka. A los lados, mis compañeros de barra en plena euforia nocturna ligeramente velados por el humo. Observo a unos metros a un hombre, con traje oscuro y corbata, que habla solo y gesticula con exagerados aspavientos. Se sienta cerca del billar, alza los brazos, profiere palabras ininteligibles y abre un libro. Pregunto quién es. Y me cuentan. Es el enterrador, que acostumbra a abandonar su casa tapiada en el cementerio que mira al acantilado y acercarse hasta el pueblo después de cada entierro para seguir dando rienda suelta a los fantasmas de su delirium tremens. ¿Y el libro? "Es el libro de registro de todos nuestros muertos".
Banda sonora: "La noche transfigurada", Arnold Schönberg
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