Necropsia
Hablan y hablan de la historia, y la reescriben con el celo guerrero de los vencedores porque son ellos quienes salieron victoriosos de la guerra y también de una Transición que nunca fue tal. Atrincherados como un virus en el debilitado sistema inmunológico del cuerpo democrático, infectan unos órganos vitales de por sí enfermos de poder y codicia: la banca, las instituciones, las finanzas, las administraciones, las empresas, los medios de comunicación. Necrófagos reconvertidos en demócratas por arte de birlibirloque, apenas encuentran defensas que los combatan en una democracia que se construyó sobre los propios pilares de una dictadura. Hablo de la derecha, la de siempre, la que no ha cambiado, la que rabia, se indigna y amenaza por la retirada de una estatua del dictador, la que tiene las manos y la boca manchadas de sangre. Y también de esas plaquetas inoperantes y acomodadas que se dicen a sí mismas socialdemócratas.
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