En malas manos
Hace unos días, Rodrigo Rato, presidente del FMI, abogaba por un aumento de la jornada laboral en Europa, haciendo gala, una vez más y sin pudor, de una doctrina que ya no esconde su intención de apostar por un retroceso en los derechos más básicos de los trabajadores (¿Los sindicatos? Bien, gracias). Hoy, a la lista de plutócratas que dirigen instituciones financieras con responsabilidad directa en las desigualdades, la pobreza y la explotación en el mundo ("Este mundo, república de viento que tiene por monarca a un accidente", que diría Gabriel Bocangel), se une un halcón, sionista furibundo y artífice de la doctrina y la práctica de la guerra preventiva, como posible candidato a la presidencia del Banco Mundial. Ni más ni menos que Paul Wolfowitz. A destacar también el perfil del nuevo embajador estadounidense en la ONU, John Bolton. Podemos empezar a temblar.
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