Blogia
Algarabía

Haditha

Haditha

Una orgía de terror

Joaquín Pérez Azaustre

DEJARON las paredes de sus casas cubiertas de una sangre mineral, espesa y mendicante, con esa impunidad que da tener las armas al alcance de la mano y un deseo salvaje de matar. Hay muchas maneras de contarlo, pero una sola, quizá, de imaginarlo: pongan las secuencias que deseen. La investigación abierta en EEUU nos dice que, al contrario de lo que ha dicho el presidente Bush, su mayor "error" en Iraq no han sido las torturas en la cárcel de Abu Ghraib –estamos tan acostumbrados a la inhumanidad disparatada de este hombre que ahora vemos en los titulares que, para Bush, toda una cadena de torturas le parece un "error", y hasta nos resulta normal, teniendo en cuenta su poética vital de atragantamiento en la galleta y bombazo a mansalva–, sino los asesinatos masivos de familias enteras iraquíes. Al parecer, era algo habitual. Si moría un marine, en un atentado o en un cruce de tiros residual, un batallón salía de caza por cualquier ciudad de Iraq, entraba así en las casas y comenzaba su baile ritual, ametrallando el aire, las cortinas, ametrallando el pan y la simiente, ametrallando a madres, padres, hijos, hijas, en medio de una orgía de terror. No se ha sabido hasta ahora, y sin duda sabremos mucho más. EEUU es, como siempre, un país capaz de lo peor y lo mejor: es la única nación del mundo empeñada en repetir todos los Vietnam de su pasado, incrementando el daño, los abusos, y sin embargo, al mismo tiempo, la única, también, donde la libertad de información –a pesar de los esfuerzos de los últimos años de la administración de Bush por limitarla– sigue palpitando con rigor, sigue todavía en su postura de una dignidad que se mantiene entera.
El mismo día en que sabemos que, para George Bush, establecer un régimen de torturas en un país invadido ilegalmente es, sencillamente, un "error", y que hubo un "error" mayor –siguiendo esta nomenclatura coral del despropósito, o la del eufemismo perverso–, consistente en matanzas indiscriminadas a población civil indefensa, sabemos, también, que el presidente ha declarado en su discurso de la ceremonia de graduación de West Point que la administración de EEUU. va a perseguir el terrorismo en todo el mundo "como nunca lo ha hecho hasta el momento". Teniendo en cuenta el historial del orador, nos preguntamos si George Bush ha pensado en volar el mundo directamente, en soltar pelotazos selectivos o en convertir la base de Guantánamo en una franquicia internacional como McDonalds. Para quien no haya querido, incluso a estas alturas, comprender que la invasión de Iraq ha sido una locura consentida, con fines más que discutibles –el expolio consciente del petróleo–, ahora es el momento de volver a la legalidad internacional. Creo en las Naciones Unidas: pero no en la presente pantomima, sino en aquello que debieran ser. El mundo no puede ser el rancho de este hombre.

[Gracias, cartujera, por el texto]

Sobre la matanza de Haditha:

Una investigación asegura que unos marines asesinaron por venganza a una veintena de iraquíes inocentes

Una niña iraquíe describe la matanza de su familia por tropas de EEUU

Haditha: el precio de la guerra

3 comentarios

Et in Arcadia, ego -

Yo también me alegro de que tu bitácora vuelva a anegarse de palabras, deseos, sueños... De vida.
Otro abrazo para ti.

algarabia -

Un placer reencontrarte.
Un abrazo enorme.

Et in Arcadia, ego -

Los cadáveres -como los productos de los grandes almacenes- ocupan las secciones según la prestancia de la marca; los hay rebajados; otros, prohibitivos.

La vida y la muerte según el baremo establecido.
El cadáver de un marine necesita, como mínimo, de veinte cadáveres de anónimos iraquíes para hacerle justicia. Horrendo pero cotidianamente real.

Saludos.